¿Y ahora, en que creer?

Desde hace tiempo he estado planteándome la idea de escribir este post. Me detenía el hecho de que muchos amigos y conocidos que aún aprecio terminarían seriamente decepcionados de mi, sin embargo, debo aceptar el hecho y enfrentar la verdad, y las críticas.

Sin “hacerla más de emoción”, confirmo que, en efecto, he abandonado mis creencias cristianas para volverme agnóstico. Es más, quizá siempre lo he sido, sin aceptarlo abiertamente.

Y lo siento mucho. Ya siento que leo los mensajes de decepción y demás de tantas y tantas personas, pastores, maestros de escuela bíblica y amigos por las que siento un gran aprecio y agradecimiento, ya que su ayuda, consejos y esfuerzo fueron completamente desinteresados y sin duda me ayudaron a ser una mejor versión de mi mismo. Pero no puedo aceptar una creencia que simplemente no me convence por aprecio a ellos.

¿Cuales son mis motivos, o el camino para llegar a este punto?. No revelaré nombres ni hechos, ya que no intento afectar a nadie en este tema. Todo comenzó en la congregación a la que asistía, con un acto que me afectó muchísimo a nivel personal. Aunque es posible que pueda restablecer el contacto con esa persona, lo que tendría que hacer para reparar el daño es tan complicado que sencillamente esa persona no estaría dispuesta a ello. No valgo tanto para esa persona, así que, que le vaya bien. Ese primer acto me obligó emocionalmente a evitar los lugares donde podría encontrar a esa persona o aquellos que visitábamos frecuentemente, Si bien hice un intento de superar esa etapa y volver a congregarme, poco a poco me di cuenta que me sentía mejor así, alejado, que me sentía realmente libre. Esta fue una discusión conmigo mismo que duró años. Llegado a este punto de inflexión, empezó la etapa de cuestionarme: ¿Para que volver?, ¿Cual es el beneficio?, ¿Realmente quiero volver?, Los conocimientos bíblicos que se me inculcaron, si vienen de un ser sabio y todopoderoso, deberían resistir cualquier prueba. ¿Esto es así?. Para comprobarlo, decidí leer documentos y ver videos que cuestionaban la religión y la Biblia. Y bueno, resumiremos que termine aceptando por completo el hecho de que el ser cristiano ya no me satisfacía.

El ultimo clavo al ataúd fueron ver videos de ex Testigos de Jehová, como los de Damirui (o “La Banana Rancia”), el de YellowMellow, y el de Miriam Lyons (este último lo pongo porque mi experiencia en cuanto a razonamiento fue muy similar). Si, la doctrina de los Testigos de Jehová es muy diferente, pero el sentimiento de culpa constante, las preguntas sin respuesta, el sesgo de confirmación de sus enseñanzas y las evasivas constantes (“Es obra de Dios, no tenemos porque entenderlo porque todo lo que El haga es perfecto y es bueno”, “Es parte del plan de Dios”, y similares) por parte de los maestros y pastores son lugares muy comunes.

Llegando a este punto, entendí que ya no había retorno. Todo lo que se me enseñase a partir de ese momento pasaría antes por un filtro: el razonamiento por encima de la fe, la evidencia por encima de la creencia, el escepticismo por encima del credo. Aún recuerdo una enseñanza en mi discipulado bíblico que me caló muy hondo, y que al día de hoy lo sigo teniendo muy presente en mi mente: “Los científicos actúan como filósofos (sic)”, una frase escrita por alguien que, evidentemente, desconoce por completo el método científico, que este fue propuesto por primera vez por un teólogo, y que, si bien no es perfecto, es la mejor herramienta que poseemos en la actualidad para construir conocimiento real, comprobable, replicable y con bases sólidas. Y es que, una vez eliminado el sesgo de confirmación, ya nada resulta igual.

Sin embargo, debo aceptar con humildad que no lo sé todo, y nunca lo sabré. No tengo argumentos para afirmar si existe un Dios o no, pero me inclino a pensar que, si este existe, no es el descrito, ni pueda ser descrito, en un libro, sino un ¿ser? mucho más allá de nuestra comprensión y entendimiento, y que, evidentemente, no necesite de cosas y actos a los que solo los humanos damos valor, como la adoración y el dinero. ¿El universo mismo, quizá?. Aquí si, en verdad, estoy actuando como filósofo.

Por último, dejo el video de Javier Santaolalla, un divulgador científico que, junto a sus tres canales, recomiendo ampliamente, que explica como la gente puede llegar a creer en cosas que parecen no tener sentido. El lo aplica a los terraplanistas, pero puede ser aplicado a cualquier cosa: los ufólogos, los que creen en fantasmas… O si, los cristianos. El video lo puedes ver aca.

Saludos internautas…. Incluyendo a los que insultan en los comentarios 🙂

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