Nadie tiene la culpa

Salí del trabajo por la tarde. Debía acudir a una tienda departamental homóloga a una ciudad inglesa; como esta se encuentra a unas pocas calles de la oficina, decidí caminar. En eso, una llovizna se asomó en los cielos. Pude protegerme dentro de la tienda mientras resolvía mi asunto; después me di unos minutos para ver los electrónicos, quizá pensando en lo que compraría el mes entrante, no lo sé. Salí del establecimiento y ví como la lluvia aún no cesaba, pero como no era muy fuerte, no me importó caminar un par de calles más, con rumbo hacia el campus de la Universidad de Sonora.

En eso un muchacho, joven, de alrededor de 26 años me abordó. Me preguntó si era estudiante de la Universidad, lo que yo negué. Dijo que me había confundido con alguien que él conocía mientras intentaba cruzar la calle. Le dije que yo no era esa persona.

  • ¿Oye, y tu tienes trabajo?
  • Así es, soy ingeniero en sistemas.
  • Ah okay. Mira, yo soy licenciado en derecho, no estoy titulado, estuve trabajando aquí en la universidad pero me corrieron y no tengo un trabajo y…

Debo confesar que en este punto esta conversación ya me resultaba algo incómoda, así que intenté detenerlo.

  • Lo siento amigo, no sé de ningún trabajo de esa carrera, per…
  • No, ya no de mi carrera, ¡de lo que sea!, he dejado mi C.V en muchos lugares, enviado por correo, mire señor, es que la verdad es muy humillante pero…
  • Si, puede ser desesperante no tener un empleo, pero…
  • Es que mire señor, me dan ganas de llorar, hasta me puedo poner de rodillas y…

Ahí entendí que el chico iba a pedir dinero. Eso volvió la situación aún más incómoda, puesto que por seguridad no suelo manejar efectivo. Intenté evitar que llegara al punto de humillarse por unas monedas.

  • Amigo, si vas a pedir dinero, la verdad es que no traigo, es que…
  • Es que mire, señor, yo soy de Cd, Obregón, yo pago renta, y solo tengo el desayuno en el estómago porque no puedo pagar comida en la calle…
  • Si, lo sé, comer en la calle es un gast…
  • Y señor, me faltan tan solo $140 pesos para irme a Cd. Obregon, por favor, es muy humillan…
  • Si, entiendo amigo, yo alguna vez pasé por ah…
  • Señor, por favor ayúdeme, la verdad no tengo ni para comer, por favor al menos $40 pesos para una comida.

Al final terminé dándole al pobre chico el poco efectivo que traía encima. Se le notaba tan desesperado, al punto de estar terriblemente aterrado por cruzar la calle por una “zona no permitida” ya que “no tenía para pagar una multa”, a pesar que es muy rara la ocasión que se multa por algo así. Le deseé suerte y él partió, a seguir su búsqueda en medio de la lluvia.

La desafortunada historia de este chico me dejó pensando largo rato. ¿Realmente era mi deber ayudarle? ¿Ayudé muy poco? ¿Debí ayudar más? ¿Quién tiene la culpa de su triste situación? ¿El, por elegir una carrera sobresaturada? ¿El gobierno, por no incentivar la inversión? ¿El mismo, por no invertir en su futuro mientras tenía un empleo? ¿Debo sentirme mal por no querer o poder ayudarle?. ¿Es su mala suerte? ¿Su signo zodiacal se encontraba en la casa equivocada? ¿Es la prueba impuesta por alguna clase de ser superior?

La mente humana siempre busca una razón para todo. No acepta con facilidad que las cosas ocurran sin motivo aparente. Este chico quizá me esté culpando en estos momentos de su situación, por no darle más dinero; en parte yo también me culpaba a mi mismo, por pensar minutos atrás en comprar un aparato nuevo que no necesito mientras hay gente desesperada por no poder llevarse un pan a la boca; pero a decir verdad, resolver su problema no es mi responsabilidad. Quizá si hubiera elegido una carrera más rentable, el ya tuviera trabajo. Quizá no. Es difícil saberlo. Pero ¿Qué tal si realmente la carrera de leyes le apasiona? ¿Está bien culparle de su situación por seguir su sueño? ¿Cual realmente es la causa de su problema y su solución?

No entendí muy bien la razón de porqué fué despedido. Pero sí puedo decir que su situación actual no es su culpa, ni la mía, ni la de su elección profesional, ni la de su antiguo empleador, ni la de su universidad, el gobierno, el zodiaco o un ser místico. Simplemente no hay un culpable. Así se le presentó la situación, y él deberá resolverla. Es triste, pero no hay más.

¿Soluciones?, Algunos de mis amigos y excompañeros de trabajo, que fueron despedidos, invirtieron en sus propias empresas y ahora les está yendo bastante bien. No sé qué tan difícil sea emprender un despacho para un licenciado en derecho, pero bien puede ser una opción. No estoy seguro si conseguir un empleo “de lo que sea” sea en realidad una buena idea, ya que las empresas no suelen contratar a empleados sobrecapacitados para un puesto y, como empleador, odiaría que un empleado me mintiera, ocultando sus estudios, solo para obtener el puesto.

Ojalá ese chico pronto encuentre su lugar en el mundo. Tiene un camino complicado, al haber estudiado, según el INEGI el año pasado, la segunda carrera con mayor número de desempleados en el país, pero el chico ya tiene las herramientas para buscar su futuro. Y yo debería dejar de sentirme culpable de su situación y de no haberlo ayudado más.

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