Historia de un barco.
Escuchar y entender es todo un arte. Las personas siempre saben más que tú en otros temas y uno nunca tendrá la verdad absoluta en todo. Y la comunicación puede ser verbal o no verbal. Para que esta se de, se requieren 3 componentes: un emisor, un receptor y un mensaje. El problema aparece si el receptor decide hacer sus propias valoraciones y desestimar el mensaje. Tal vez el receptor tenga la razón y no pase nada, pero si el mensaje del emisor es importante…. Las consecuencias pueden ser desastrosas.
Bruce Ismay era en 1912 el presidente de la naviera White Star Line, si, la del Titanic. Cuando el mítico transatlántico estaba aún en el astillero, ocurrió un incendio en el área de calderas. Este provocó que el acero de esa zona se debilitara. Se le informó del problema a Ismay, pero este estaba bajo mucha presión: el boletaje del barco estaba prácticamente vendido, la White Star Line pasaba por una crisis financiera importante y el anuncio del viaje inaugural del Titanic había creado una gran espectativa, por lo que se decidió realizar el viaje de todos modos, sin informar a los pasajeros que estaban viajando en un barco debilitado, y después repararlo. Se dice incluso que del incendio apareció una enorme mancha negra en el casco, por lo que lo voltearon para que esta no se viera cuando los pasajeros abordaran. Caber destacar que las medidas de seguridad obligatoria de la época eran risibles. Esto, y la falta de unos binoculares en el barco (que si había, pero estaban guardados bajo llave y nadie a bordo la tenía) ayudaron a la tragedia, de la que se han escrito libros y películas. Por cierto, Ismay sobrevivió a la tragedia en un bote salvavidas, solo para ver a su compañía en la más cruel bancarrota que se puede describir. Y solo por no ver los mensajes de alerta.
Esto viene a la reflexión debido a un acontecimiento que ocurrió el año pasado, y que al final, fué una buena decisión. Al contrario, en lo personal las cosas mejoran notablemente. Vi las señales del “hundimiento del barco” y pude salir a tiempo. La oportunidad de aprender una valiosa lección para aquella persona se ha perdido. La posibilidad de esa persona de cambiar el rumbo del barco y realmente ser exitoso se ha ido. El último tripulante de la nave se ha bajado. ¿Esa persona podrá empezar de nuevo y llevar a buen puerto su proyecto?. Si logra sentarse a aprender las lecciones que le toca aprender, es posible, Sus ideas el año pasado eran buenas. Pero, al igual que en el Titanic, también acá faltaron “un par de binoculares” para ver más allá de lo evidente. El barco se ha ido a pique, pero no es culpa de la tripulación. Solo el tiempo dirá si esta persona recibirá los ya numerosos mensajes y pueda llevar a buen puerto su proyecto. Yo en lo personal, lo deseo. Aunque quizá no pueda estar ahí para verlo.