2019

¡Que año tan más complicado!

Este fué un año de preparación. Las acciones que realice en este 12 meses determinarán en gran medida mi futuro, tanto en lo personal como en lo profesional.

Año de enfrentar a antiguos fantasmas. Problemas que creía resueltos han resurgido de un pasado remoto. No me queda de otra que enfrentarlos.

Año de consolidación. De hacer valer la confianza que depositaron las personas con las que estoy trabajando, de demostrar que puedo ser un líder que guíe a un equipo de trabajo a una meta.

Año de perdón, de dejar atrás a las personas que tanto me han lastimado. El pasado debe quedar atrás. A veces me cuesta ponerlo en práctica, pero sé que debo hacerlo.

Año de aceptar mis creencias. Por fin, y después de mucho deliberar, acepté que soy agnóstico. Y si, soy muy feliz. He tenido que cambiar mi vocabulario para ser congruente con mis creencias, pero aceptar algo que simplemente no tiene sentido para mi, es peor.

Año de reencuentros con personas que en mi pasado fueron importantes, un “volver a empezar” en algunos casos. Si, aún hay otros con quien quisiera hablar, pero dejaré que el tiempo haga su trabajo. Si en el futuro está un reencuentro más, que así sea.

Año de despedidas, de crecimiento, de madurar. Un 2019 difícil, pero al final, las cosas buenas superan a las malas. Si lees estas líneas, te deseo un próspero año 2020, que acá estaré para relatarlo.

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